El internet de las cosas o IoT (Internet of Things) es una de las tecnologías más disruptivas que ya están contribuyendo a cambiar nuestro mundo. Y digo están porque el proceso de introducción y la adopción por parte de la sociedad están siendo muy rápidos. Pero empecemos por el principio: ¿a qué nos referimos con este concepto?
Dicho de forma sencilla, el IoT (Internet of Things) es la conexión entre el mundo físico y el mundo digital. Dicho de otra forma, la digitalización del mundo físico. Se trata de «sensorizar» el mundo físico para obtener una información que, una vez analizada, permita la toma de decisiones de forma autónoma. Como a mí me gusta decir, es un ejército de diminutos robots (semiconductores y sensores) conectados a través de internet. Estos son capaces de recoger información, analizarla y tomar decisiones por su cuenta para hacernos la vida más fácil.
Cualquier cosa física es conectable, controlable y programable. Por eso, el IoT (Internet of Things) nos lleva a un mundo cada vez más automatizado e inteligente. Un mundo donde el entorno de las personas se adaptará a sus gustos y necesidades. Esto abre todo un mundo de posibilidades, de nuevos servicios y nuevas maneras de interactuar con los objetos.
Descripción detallada y ejemplos:
El IoT nos va a permitir tener una relación totalmente distinta con el mundo físico que nos rodea. Nos permitirá actuar sobre él para adaptarlo a nuestras necesidades. Afectará a la vida humana en todos los planos posibles, como veremos a continuación. Además tendrá un impacto brutal en el ámbito económico. El mencionado estudio de McKinsey prevé un impacto económico de este nuevo mercado en 2025 de entre 4 y 11 billones de dólares. Esto puede dar una ligera idea de las consecuencias revolucionarias de la aplicación de esta tecnología.
El IoT (Internet of Things) y las nuevas tecnologías emergentes también cambiarán la experiencia de comprar (smart store). Pasará como en la casa: todo estará sensorizado y el sistema se adelantará a nuestros deseos mediante una experiencia omnicanal en un espacio físico. Toda la experiencia de compra física estará conectada con el mundo digital. A nuestro paso por una tienda recibiremos ofertas personalizadas, incluso precios personalizados. Todo estará automatizado y habrá mucha robótica, con lo cual se reducirá el personal. También habrá elementos de experiencia «guau», como espejos en los que podremos ver cómo nos queda la ropa sin necesidad de probárnosla. Comprar será más fácil y cómodo, sensorialmente más atractivo y con una gran personalización en el punto de venta.
El IoT (Internet of Things) incorpora dos aspectos importantes.
- La necesidad de sensorizar los diferentes elementos que constituyen nuestro mundo físico, dotarlo de aparatos (devices) que recojan toda la información que pueda generar ese elemento.
- Dotar al proceso de la inteligencia necesaria en forma de algoritmos que ayuden a analizar, sacar conclusiones y actuar en consecuencia. La capacidad actual de acumular información de forma barata y sin apenas ocupar espacio y de procesarla a velocidades nunca imaginadas, hace el resto.
Pero más allá de los desarrollos tecnológicos y la creación de este nuevo mercado, el IoT va a cambiar radicalmente la manera en la que vivimos. De igual manera cambiará el como nos relacionamos con nuestro entorno. La conexión hombre-máquina será incremental. Mi convicción me augura que en un futuro no muy lejano el nivel de sincronía será tan grande que la separación entre los dos mundos será muy fina.